miércoles, 23 de julio de 2014

Estudiar y trabajar no son cosas incompatibles



A la llegada de este segundo semestre los estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se encontraron con una planilla de horarios que no tenía nada que ver con la realidad de los estudiantes. Materias por la mañana y con un horario muy largo, y además, en un solo turno. La pretendida flexibilidad no tiene nada que ver con lo que realmente pasa: pocas materias en horarios complicados.

Trabajar es una necesidad, y esto no escapa a la juventud, que además es la más precarizada. Es sabido que en la mayoría de los casos los horarios laborales son largos y poco flexibles. Sería lógico pensar que la universidad pública contemple este problema, pero no es realmente lo que pasa. Los horarios de clase son en la mayoría de los casos absurdos, con horarios únicos y poco accesibles.

A esto se suma la aprobación de los nuevos planes de estudio, que además de apuntar a una educación de menor calidad, dicen ser una puerta para que el estudiante elija su camino formativo. Esto implica, tener una oferta de materias amplia y armar su propio trayecto. ¿Tiene que ver esto con los horarios actuales, que no parecen haber cambiado en nada?. Para que el estudiante elija las materias primero debe contar con ellas en varios horarios, algo que no está cerca de cambiarse.

Entre los argumentos para que no haya más horarios está el de la cantidad de salones y el presupuesto para docentes. Esto va ligado al pedido de mayor presupuesto para la universidad; pero no hay voluntad para contratar más docentes en la situación actual. La realidad es que desde el Decanato se ha llevado una política muy lejana a los estudiantes, pensando poco en que la educación pública debería ser abierta a todos y sin pensar en las necesidades de los trabajadores, que tienen derecho a estudiar.

Además, Álvaro Rico, decano de la Facultad de Humanidades, está propuesto como uno de los candidatos a rector de la Universidad de la República. ¿Realmente queremos ver reflejadas este tipo de actitudes en toda la universidad?. Desde un decanato indiferente a las necesidades estudiantiles, no puede salir una línea para mejorar la educación universitaria.

En este punto los estudiantes deberíamos exigir varios turnos, para aquellos que trabajan, mayor presupuesto que garantice los sueldos docentes e infraestructura adecuada, y el repudio a los nuevos planes de estudio que quitan calidad a la educación. Por otro lado, frente a la elección de rector, no apoyar las candidaturas de estas autoridades universitarias que defienden la Segunda Reforma y la mercantilización de nuestra universidad.

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