lunes, 16 de junio de 2014

Ante la legalización del mercado de la marihuana

Por Juan Ranchos

En el tema de las drogas existe una serie de mitos y creencias ya que como tantos temas éste ha sido tabú a la gran mayoría de nuestra sociedad. Cuando hablamos de las drogas psicoactivas –las que actúan sobre el sistema nervioso central- estamos mencionando un tipo de drogas que van a influir sobre nuestras emociones (estado de animo, tristeza, alegría, etc.), la conciencia (lo que nos permite discernir lo “bueno” o “malo” según la sociedad), y sobre nuestra percepción (nuestros sentidos: olfato, tacto, vista, gusto y lo que oímos).

Las drogas existen desde hace miles de años y la actividad humana da cuenta de ello en su utilización en rituales religiosos, en guerras para estimular a los ejércitos, en festejos o para aliviar dolencias. En los pueblos del altiplano la planta de coca –de donde se extrae la cocaína- además de ser un alimento que se cultiva muy bien en las zonas altas, tiene una función social, tradicional y cultural y se utiliza para combatir el soroche (mal de altura), como alimento y como parte fundamental de las ofrendas a la “madre tierra”.

El capitalismo y las drogas

No fue sino hasta la entrada del capitalismo y la revolución industrial que las drogas comenzaron a producirse a gran escala, concentrando las sustancias psicoactivas en los laboratorios y actualmente por medio de la manipulación genética que permite por ejemplo en el cannabis aumentar en varias veces uno de sus componentes psicoactivos el THC. Bajo el capitalismo las drogas van a pasar a ser principalmente un gran negocio. La gran publicidad y las campañas para que aumentemos el consumo, junto a una sociedad de competencia, individualismo, donde los sufrimientos y las dolencias humanas aumentan, crearon el marco sobre la cual se comenzará a hablar de las adicciones.

En este sistema capitalista el ser humano se puede hacer dependiente de muchas cosas. Existe la adicción a internet, al sexo, al juego, a las compras y hasta a otras personas. Es decir el fenómeno de las adicciones inherente al capitalismo es mucho más amplio que la adicción a las drogas. En este sistema las personas producto de las presiones en el trabajo, el stress, la competencia, el control, una sociedad que cada vez deja vivir menos nuestros duelos, ni da lugar a “sentirnos mal”, y donde siempre hay que triunfar, ha hecho que las drogas comiencen no solo a ocupar un lugar destacado, sino también a generar este fenómeno llamado adicciones.

Las drogas y el consumo

Así es que muchas personas para poder conciliar el sueño usan drogas –los llamados psicofármacos que recetan casi de manera libre todos los médicos- y muchas veces por que nos la da un amigo o un familiar. Las multinacionales del alcohol, la droga más consumida en nuestra sociedad y que no es percibida como tal, auspicia eventos deportivos, toques de música, festivales, y hace parte de los llamados encuentros sociales. Otra droga importante consumida es el tabaco, cuyo principio activo es la nicotina. Todas ellas inciden sobre el sistema nervioso central, teniendo efectos y consecuencias diferentes, según el tipo de consumo, quien las consuma y el entorno social. Los grandes laboratorios, las grandes destilerías de alcohol y las tabacaleras han hecho de esto un gran negocio donde la salud humana no tiene lugar.

La legalización del cannabis un pequeño paso

Si bien el consumo personal de ninguna sustancia (droga) esta penalizado en Uruguay, quienes pretenden adquirir drogas “ilegales” corren varios riesgos, primero el ser reprimido por el estado y su policía (ya que esta prohibida la producción y venta). Segundo la droga en los lugares de venta no tiene ningún tipo de control y recibe “cortes” de todo tipo. Además no compartimos para nada las políticas represivas y prohibicionistas de estos capitalistas de doble moral. Es en esto que la regulación del mercado del cannabis, un pequeño segmento de las drogas ilegales, es un pequeño paso adelante. Este sistema social y sus representantes que contaminan con sus empresas el medio ambiente, que nos exponen con sus alimentos transgénicos, cuando no con la venta de comida vencida, ellos no tienen autoridad moral para decirnos que drogas son legales y se pueden consumir y cuáles no.

La legalización y el gobierno de Mujica


La legalización del cannabis en Uruguay es presentada por el gobierno como la forma de combate al narcotráfico. Esto es una gran mentira, ni se acabará con el narcotráfico, ni con la venta clandestina de muchas drogas. Este gobierno no tiene ningún tipo de respuesta hacia los consumos problemáticos y las adicciones ya que el sistema de salud público no tiene ni infraestructura ni personal para atender estos temas. La parafernalia de prevención montada desde la Junta Nacional de Drogas, es fundamentalmente un circo un mediático.

Además el gobierno de Mujica y el Frente Amplio mantiene intacto el secreto bancario, y es por allí donde ingresan millones del narcotráfico. Uruguay, denunciado muchas veces como paraíso fiscal, es el lugar por donde esta mafia lleva adelante el lavado de dinero. Si quisiera tomar verdaderamente alguna medida contra el narcotráfico, el gobierno debería, como primer y fundamental medida, abolir el secreto bancario.

Esta ley de legalización responde más bien a algunas medidas “democráticas” sin costo, y que dará muchísimas ganancias a los privados que obtengan las licencias. Esta medida, acompaña además. a un sector a nivel mundial de la burguesía, que ve en la política de “guerra a las drogas”, la causa muchos gastos, y ahora apuestan a la legalización que seguro redituará millones en sus cuentas bancarias, muy importante sobre todo en un momento de crisis capitalista.

Los socialistas estamos en contra de la represión del estado burgués sobre las drogas. Pero luchamos por un sistema socialista donde los trabajadores tengan tiempos de disfrutes y esparcimiento inmensamente superiores que el alterar la percepción y la conciencia con las drogas.

El hombre nuevo, que surgirá de la revolución, no necesitará de las drogas para soportar los pésimos trabajos, las extenuantes jornadas laborales, no las necesitará para evitar los duelos que la sociedad capitalista no le permite transitar. Los niños no necesitarán de la Pasta base para calmar el hambre, sus miserias y sus penurias que viven en este sistema. Las escuelas no sedarán a los niños con ritalina, ni la droga se usará como control social de los pobres.

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¿Quién debe controlar las drogas?

Este gobierno ya desde la creación del Instituto de Regulación del Cannabis –IRCA- en su decreto, creó una institución público – privado que está abriendo las puertas de par en par al servicio de la “inversión extranjera” y de multimillonarios como los Soros y Rockefeller se preparan para ser un gran negocio con el cannabis.

Las drogas deberían ser todas legales, como se ha hecho ahora con el cannabis. Pero la investigación, la producción y la venta deben estar en manos del estado bajo control de sus trabajadores. Debe ser la Universidad pública la que investigue y publique los aspectos perjudiciales de las drogas en salud y sus usos en la medicina. Son los laboratorios estatales los que deben manejar la producción y la venta se debe hacer en una red de farmacias del estado, deberán ser también granjas estatales que se encarguen del cultivo. En este marco se hace necesario un Sistema Único Estatal de Salud que debería abordar la problemática surgida del consumo de drogas como el uso problemático y las adicciones.

Los fondos para estas políticas deben salir de la expropiación sin pago, de los laboratorios, grandes farmacias, las multinacionales del alcohol y el tabaco y de todas las sociedades medicas de asistencia privada. Los trabajadores de estos lugares pasarán al estado con todos los derechos. Estas medidas solo podrán ser llevadas adelante con la movilización y será necesaria una gran lucha para imponerlas.

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Contra el registro y la persecusión

El decreto de reglamentación exige tanto para plantar (6 plantas por casa) como para comprar en farmacias (40gs mensuales) el registro de los usuarios y además deja a los empleadores en “libertad” de controlar a los trabajadores antes de la entrada al trabajo. Esta es una medida represiva y que se exige solo para esta droga hoy legal. No pasa esto con el alcohol, no existe registro quien va a comprarlo y ni se habilita a las patronales ha realizar espirometrías que sabemos la usaran a su antojo contra los trabajadores. Solo los propios trabajadores desde sus organizaciones deberían discutir y organizarse en la ayuda a los trabajadores que tienen uso problemático de drogas.
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Las drogas como control social


Varias veces instituciones de DDHH han denunciado el abuso en el uso de psicofármacos, dentro de INAU para el control de los adolescentes que se encuentran en situación de privación de libertad, esto es aberrante, y una clara muestra de que no hay una verdadera política para terminar con los flagelos y la miseria que sufren los jóvenes en este sistema capitalista. También debemos decir que son varias las clínicas privadas que trabajan con adolescentes que usan estos métodos. La droga como control social se aplica ene. capitalismo, al amparo de este sistema social con, cada vez con más rasgos represivos.

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El Metilfenidato o Ritalina


Varios psicoanalistas y organizaciones han denunciado el uso abusivo del metilfenidato cuyo nombre comercial de la droga es Ritalina. En Uruguay la importación de esta droga aumentó de manera exponencial y se alerta que más de 200mil niños uruguayos están medicados con esta droga. La prescripción de Ritalina comprende en Uruguay a un 15% de los niños. Nuestro país tuvo un exhorto de Naciones Unidas para que "frene el aumento del uso de metilfenidato". Desde lo empírico se comprueba que sus efectos farmacológicos son muy similares a la metanfetamina o la cocaína: Algunos médicos advierten que puede resultar adictiva en la adolescencia y puede tener como efectos colaterales el insomnio y la anorexia.

1 comentario:

  1. no me parece tomar una postura pra dar criticas. deberian limitarse a informar objetivamente y no dar afirmaciones (potencialmente falsas) si no se ha visto ningun resultado, ni positivo ni negativo.

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