Hace
72 años, el 21 de agosto de 1940, León Trotsky - el revolucionario ruso
cuyo nombre está asociado con el socialismo y la democracia obrera -
fue asesinado en Coyoacán, México, donde residía exilado. La orden de
cometer el crimen, se supo años después, fue firmada personalmente por
Stalin,
en
1931. Después de varios intentos, pudo ser consumada por Ramón
Mercader, un agente de la GPU (policía secreta soviética). Mercader
hundió el cráneo de Trotsky con una piqueta, el hecho fue la culminación
de una persecución implacable.
Trotsky
había sido presidente del Soviet de San Petersburgo en la Revolución de
1905 cuando proclamó la jornada de ocho horas, la negativa a pagar los
impuestos y había puesto en peligro la existencia misma del Imperio
ruso. La revolución fue derrotada y Trotsky encarcelado en diciembre de
1905 y deportado a Siberia. En 1917, regresó a Rusia a las vísperas del
estallido de la revolución, encabezó junto a Lenin, la primera
revolución obrera triunfante, que derrocó al gobierno burgués de
conciliación de clase de Kerensky. A él se debe la fundación y dirección
del Ejército Rojo, que consiguió una gran victoria durante la Guerra
Civil rusa que sucedió a la revolución. Tras la muerte de Lenin en 1924,
fue quien dirigió la lucha contra la burocracia que, de la mano de
Stalin, avanzaba sobre el poder.
El combate a la burocracia, a la teoría del socialismo en un solo país y la defensa del internacionalismo
En
1928 Trotsky fue expulsado de la URSS por la burocracia stalinista, que
se había apoderado de la dirección del partido bolchevique. Trotsky fue
privado de su ciudadanía y tuvo que exilarse primero en Turquía y luego
en Francia, Noruega, y finalmente en México. Varios de los más cercanos
colaboradores y sus tres hijos fueron asesinados. La persecución
alcanzó a todos los opositores y disidentes de la dictadura burocrática
soviética. Los dirigentes que habían actuado junto con Lenin y Trotsky
en 1917 fueron “purgados” y eliminados en los macabros juicios de Moscú.
La
persecución pretendía romper el hilo de continuidad del marxismo y del
bolchevismo, y Trotsky representaba ésta continuidad, era la memoria
viva de la Revolución de octubre. Además fue quien convocó a los mejores
militantes bolcheviques a luchar en contra de la burocratización que
Stalin estaba llevando adelante en el partido y en el estado obrero,
para eso organizó la Oposición de Izquierda nacional y luego en nivel
internacional. Señaló una y otra vez que la oposición de izquierda “no
acepta el régimen organizativo creado por la burocracia stalinista como
algo definitivo. Por el contrario, su objetivo consiste en arrancar la
bandera del bolchevismo de las manos de la burocracia usurpadora y
reencauzar la Internacional Comunista hacia los principios de Marx y
Lenin”#.
Contra
la teoría del “socialismo en un solo país” de Stalin, Trotsky defendió
la concepción de la revolución permanente. En su libro La Revolución Permanente de 1928, dijo: “El
carácter internacional de la revolución socialista es consecuencia
inevitable del estado actual de la economía y de la estructura social de
la humanidad. El internacionalismo no es un principio abstracto...la
revolución socialista empieza dentro de las fronteras nacionales; pero
no se puede contenerse en ellas, del contrario caería más tarde o más
temprano.…La revolución socialista implantada en un país no es un fin en
sí mismo sino únicamente un eslabón de la cadena internacional. La
edificación socialista sólo se concibe sobre la base de la lucha de
clases en el terreno nacional e internacional…En esto consiste el
carácter permanente de la revolución socialista como tal”.
La vigencia de su lucha y su legado
Frente
a la desastrosa política orientada por Stalin para la clase obrera
alemana en 1933, que no aceptaba hacer un frente único de la izquierda
para enfrentar a Hitler, lo que llevó a la derrota del proletariado y la
ascensión de Hitler al poder, Trotsky se convenció que era imposible
recuperar la Tercera Internacional fundada por él y Lenin. La burocracia
ya la había transformado en un comité de traición a la lucha obrera
mundial. A este período corresponde, su libro, La Revolución Traicionada,
que es aun hoy el análisis más profundo y completo que se haya
elaborado sobre la degeneración de la Unión Soviética y constituyó un
aporte fundamental para la construcción de la Cuarta Internacional y sus
partidos.
El combate a la política del “Frente Popular y la defensa de la independencia de clase
Pero
también cobra vigencia la pelea incansable de Trotsky en contra de la
política del “frente popular” llevada adelante por Stalin bajo el
paraguas de la teoría del socialismo en un solo país, que no era
otra cosa que la justificación de lo que vendría a ser el eje central de
la política stalinista: la coexistencia pacífica, la colaboración con
la burguesía y el imperialismo. Trotsky combatió sin descanso la
política del Frente Popular. Denunció que significaba el abandono de la
lucha por la revolución socialista, porque subordinaba los intereses de
los obreros y campesinos a la defensa de la propiedad privada
capitalista.
Caracterizo
el Frente Popular formado entre el Partido Socialista, el Partido
Comunista y el Partido Radical en Francia en 1936…”como una coalición
del proletariado con la burguesía imperialista, representada por el
Partido Radical y otras podredumbres de la misma especie de menor
envergadura. La coalición se extiende al terreno parlamentario (…) en su
forma actual, no es otra cosa que la organización de la colaboración de
clases entre los explotadores políticos del proletariado (reformistas y
stalinistas) y los explotadores de la pequeño burguesía (radicales)”# .
Para Trotsky la participación de partidos obreros en gobiernos
burgueses de frente popular era traicionar los principios revolucionarios de la independencia de clase del proletariado enarbolado por Marx y Lenin.
“El trabajo más importante de mi vida”
El
3 de septiembre de 1938, dos años antes de su asesinato, Trotsky junto a
sus seguidores fundan la IV Internacional, lo que él va llamar “el
trabajo más importante de mi vida”. Y señalaba: “Para expresarme con
mayor claridad, diría lo siguiente. Si yo no hubiera estado en
Petrogrado en 1917 la revolución de octubre se hubiera producido de
todas maneras, con la condición de que Lenin estuviera presente en la
dirección (…) Por eso, no puedo decir que mi trabajo fue 'indispensable'
ni siquiera en el período entre 1917 y 1921. Pero ahora mi trabajo es
'indispensable', en todos los sentidos (…) No queda nadie sino yo para
llevar a cabo la misión de armar a una nueva generación con el método
revolucionario, sobre las cabezas de los dirigentes de las
internacionales Segunda y Tercera. Y coincido plenamente con Lenin en
que el peor de los vicios es tener mas de cincuenta y cinco años!
Necesito por lo menos cinco años más de trabajo ininterrumpido para
asegurar la sucesión#”.
Trotsky
era consciente que toda su lucha contra la burocratización stalinista,
en defensa de la independencia de clase, por la democracia obrera, y el
internacionalismo, se concretaba en la construcción de la Cuarta
Internacional. Aunque pequeña, la Cuarta significaba la continuidad del
marxismo y del bolchevismo, era el referente programático y organizativo
para toda una generación.
La
IV fue la respuesta organizativa a la crisis de dirección
revolucionaria, iniciada a partir de la degeneración de la III
Internacional. Nació nadando contra la corriente, contra el gran aparato
mundial de los Partidos Comunistas controlado por la burocracia
stalinista desde la Unión Soviética. Pero eso no hacía más pesimista a
Trotsky, al contrario, a pesar de la situación adversa para los
trotskistas, mantenía su fe inquebrantable en la clase obrera, miraba
más allá, y sabia que la IV era la condición para el triunfo de las
futuras luchas del proletariado mundial. Por eso daba mucha importancia a
la necesidad de la Cuarta acercarse a las masas. A eso responde el Programa de Transición: “La
tarea estratégica del próximo período -período pre-revolucionario de
agitación, propaganda y organización- consiste en superar la
contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la
revolución y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia
(confusión y descorazonamiento de la vieja dirección, falta de
experiencia de la joven). Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de
la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el
programa de la revolución socialista. Este puente debe consistir en un
sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones
actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a
una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el
proletariado#”.
Continuar la batalla de Trotsky
Tras
el asesinato de Trotsky, la Cuarta Internacional tuvo que enfrentar a
enormes desafíos sin aquél que concentraba la mayor experiencia y
formación teórica. La Cuarta había sido descabezada y tenía por delante
que desarrollarse en medio de la segunda guerra mundial.
Actualmente
la Cuarta no existe como una organización, lo que hay son varias
corrientes trotskistas que reivindican la Cuarta Internacional. Nosotros
del Grupo Lucha Socialista, somos parte de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), corriente morenista fundada en 1982 por Nahuel Moreno.
La
LIT pone sus fuerzas al servicio de reconstruir la IV Internacional y
lo hacemos tomando el Programa de Transición y sus enseñanzas y buscando
actualizarlos para nuestros días. Sabemos que somos todavía una
corriente modesta, pero con presencia en varios partidos de Europa y
América Latina. Estamos completando 30 años en el presente año, y
creemos que frente a la crisis mundial del capitalismo más que nunca es
necesario continuar la batalla de Lenin y Trotsky por la superación de
la crisis de dirección revolucionaria, para la toma del poder por la
clase obrera y la construcción del socialismo a nivel internacional. En
Bolivia, y en los demás países dónde estamos, creemos que el mejor
homenaje que podemos dar a Trotsky, cuando se cumplen 72 años de su
asesinato, es retomar sus enseñanzas para reconstruir la IV
Internacional.
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